Edgar Telón, ser arqueólogo en Guatemala

Edgar Telón, ser arqueólogo en Guatemala

En esta edición de «Staff Spotlight», conversamos con Edgar Telón, arqueólogo forense con más de 10 años de trabajo en la búsqueda e identificación de personas desaparecidas.

Conoce a Edgar

¡Hola! Soy perito en arqueología forense de la FAFG. Me gusta cultivar plantas ornamentales, aromáticas y medicinales; observar reptiles y ayudar a mis amigos y familiares. Mi frase es “La vida está llena de retos y oportunidades para disfrutarla» – Edgar Telón


¿Cómo nace tu interés por la arqueología y su aplicación en el campo forense?

Desde pequeño quería ser paleontólogo. Estuve investigando pero esa carrera sólo la impartían en Chile. La otra opción que tenía era ser arqueólogo. Entonces investigué en dónde podría estudiar aquí en Guatemala. Hice los exámenes para entrar en la Escuela de Historia de la Universidad de San Carlos y así empecé a estudiar arqueología.

Lo que me gustaba de la arqueología era tener la oportunidad de trabajar en comunidades del altiplano. Ya estando en la carrera, más o menos como en el séptimo semestre, tenía varios compañeros que trabajaban en la FAFG y me surgió la inquietud de saber más sobre la Fundación. En una oportunidad vi unas convocatorias y un compañero me convenció de aplicar. En 2007, me ofrecieron una plaza de arqueología dentro de la fundación.

¿Cómo fueron tus primeras salidas al trabajo de campo?

Las primeras dos salidas que tuve en el 2007 fueron al área de Chajul, Quiché. Estaba un poco nervioso pero los compañeros que ya tenían experiencia nos compartieron toda la información, paso a paso, para que pudiéramos hacer bien el trabajo. Pasé dos años como Asistente de Arqueología Forense y en el 2009 me ascendieron como perito, brindándome más responsabilidad en mi rol. En esos dos años que estuve como asistente fui a 40 exhumaciones aproximadamente y aprendí bastante.

¿Alguna anécdota o experiencia memorable en el tiempo que tienes de trabajar en FAFG?

Recuerdo a un señor de aproximadamente 80 años que, mientras caminábamos al lugar de exhumación, nos decía que éramos patojos, que no debíamos tardarnos tanto. Él tuvo que esperarnos varias veces para que no nos perdiéramos en el camino.

¿Cuál ha sido el mayor tiempo que has estado trabajando en campo?

He tenido tres casos. La primera comisión larga que tuve fue en el Antiguo Destacamento de Uspantán, estuve 55 días. El segundo caso de mayor duración fue trabajando en CREOMPAZ (Cobán, Alta Verapaz), ahí estuve mes y medio. Las salidas eran más constantes por lo que nos turnabamos con otros peritos. La tercera experiencia fue en Izabal, donde estuve tres meses. Ese fue mi último caso del año pasado.

¿Qué cualidades personales crees que te han ayudado para desempeñarte en tu trabajo?

En el aspecto emocional soy una persona bastante fuerte y estable, puedo irme tres o cuatro meses. Siempre busco mantenerme centrado en lo que tengo que hacer. Disfruto mucho de mi tiempo y me gusta tener contacto con la naturaleza, disfruto tener interacción con el bosque y los animales.

También me ha ayudado que mi papá es indígena y desde pequeño me llevaba a trabajar a las siembras. Aprendí a caminar en la montaña, a excavar y a usar las herramientas. Eso me ha servido bastante en el trabajo, no fue algo nuevo para mí.

¿Tienes alguna rutina física cuando no te encuentras trabajando en campo?

Cuando no me encuentro en comisión hago trabajos de siembra y reforestación, en ese sentido siempre me mantengo activo. También solía jugar mucho fútbol. Recuerdo que con Selket (arqueóloga de FAFG), cuando empezábamos en la Fundación hacíamos competencias para ver quién llegaba primero al carro (risas), disfrutábamos eso.

¿Cuál ha sido tu experiencia fuera de Guatemala?

En México he estado en dos peritajes y en talleres en Tamaulipas y Guadalajara. Cuando falleció nuestro compañero Leonel Paiz (Q.E.P.D) fui a dar un taller en Colombia, ya que a él le tocaba dar la plática pero lamentablemente en ese momento falleció y me pidieron que lo cubriera. Esto también ha sido muy importante para mí, el aprender de los contextos en otros países.

¿Cuál es tu visión para la FAFG? ¿Qué impacto quieres ver?

Dentro de la FAFG la visión que tengo es seguir trabajando en los peritajes que se tienen planificados y continuar aprendiendo de las investigaciones. Como Fundación, que podamos aportar más información a través de publicaciones académicas y seguir compartiendo la experiencia que nosotros hemos obtenido aquí en Guatemala. Hace falta trabajar, aprender y compartir mucho sobre el contexto en el que trabajamos.

El objetivo de todo es mejorar y fortalecer los procesos o estrategias para la búsqueda e identificación de personas. En nuestro caso es un reto por ser hechos que ocurrieron hace más de tres décadas. Con el tiempo puede complicarse más por la falta de testigos o grupos familiares para completar muestras, y la erosión total de los cuerpos, dificultando la posibilidad de obtener perfiles genéticos.

¿Algún consejo para quienes desean estudiar arqueología forense o carreras afines?

Aunque en Guatemala no haya una formación específica en el tema forense, a las personas interesadas en este campo les recomiendo documentarse bien, tener una mente abierta y mucha inquietud para investigar. Hay muchas publicaciones de las que uno puede llegar a aprender mucho, incluso antes de comenzar a estudiar.

¿Algún mensaje final o pensamiento final?

Debemos conocer la historia de nuestro país, aprender del pasado. En el sistema educativo la década de los 80s es un tema que no se ha desarrollado completamente, y en el que como guatemaltecos podemos aportar mucho.

Este trabajo me ha dado la oportunidad de conocer lugares hermosos y de interactuar con personas de distintos grupos étnicos y aprender sobre su forma de vida, de entender y enfrentar su situación.

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