Dignificando la memoria de Jacinto Rivera en Aldea El Tesoro Nueva Esperanza, Patulul, Suchitepéquez.
Jacinto Rivera era un hombre dedicado a su familia y a la tierra. Para llevar el sustento a su hogar, cultivaba la milpa y el frijol,
cortaba caña y café. En 1981, según testimonios de familiares, Jacinto Rivera partió de Canaquel, Tzalbal, en el municipio de Santa María Nebaj, Quiché, rumbo a la aldea San Nicolás en Chiantla, Huehuetenango, para realizar algunas compras; iba acompañado de su hermano y otras personas. Según relata su hermano, estando en la aldea San Nicolás, fueron perseguidos por miembros del Ejército, quienes finalmente detienen y golpean a Jacinto, Ya no supieron más de él. Al momento de su desaparición, Jacinto Rivera tenía 42 años.
Varios años después, al enterarse del trabajo que estaba realizando la Fundación de Antropología Forense de Guatemala (FAFG), su hijo y nieto, acudieron a la FAFG para iniciar la búsqueda, brindando su muestra de ADN con la esperanza de encontrar a don Jacinto, y a otros familiares también desaparecidos.
Luego de una larga espera, finalmente se obtiene una coincidencia entre las muestras referenciales de ADN y el perfil genético de una de las osamentas recuperadas por FAFG en 2013 en Laguna de Burrá, Nueva Unión, San Nicolás, municipio de Chiantla, Huehuetenango.
38 años después de la desaparición de Jacinto Rivera, fue recibido por familiares y miembros de la comunidad de la aldea El Tesoro Nueva Esperanza en Patulul, Suchitepéquez; para brindarle una velación y sepultura digna.
Tras una sentida despedida, los familiares de Jacinto ahora tienen un lugar para visitarlo para darle flores y oraciones, como lo deseaban desde hace años.






